Sinde no se entera

La ministra de cultura ha vuelto a intentar colar una ley que, con la excusa de proteger los derechos de autor, autoriza a censurar sin orden judicial sitios web y bloquear el acceso a Internet a quienes promuevan los intercambio de archivos.

La propuesta se ha presentado por la puerta de atrás dentro de la Ley de economía sostenible del PSOE, pero a nadie le ha pasado por alto. En Internet la reacción se resume en el Manifiesto en defensa de los derechos de internet, un texto que define en 10 puntos como debería actuarse sobre Internet

Yo estoy de acuerdo con que haya unas leyes de protección de derechos de autor porque la gente tiene el derecho a ganar dinero con lo que produce, pero no con aplicar medidas tan radicales porque no están justificadas y creo que debería actuarse sobre casos más concretos.

La ley debe ir en contra que gente obtenga provecho económico a costa de lo que producen otros. Deberían estar prohibidos: la venta de musica y películas en el top manta, los sitios web que alojan películas sin licencia y tienen publicidad, y los diarios que publiquen artículos de blogs sin respetar la licencia. El autor es el único con derecho a ganar dinero con lo que hace, y es indiscutible que solo un juez decida sobre cada caso, para evitar la censura de otros contenidos.

Pero a los usuarios que comparten archivos hay que dejarlos tranquilos porque lo hacen desinteresadamente y sin ganar dinero. Y en contra de lo que dicen las empresas que cada descarga es una venta menos, yo digo que hay gente que después de ver una serie americana en Internet ha comprado el DVD cuando se ha estrenado en España, o que descarga un álbum y acaba comprando la discografía entera de una banda. No me lo invento, las conozco.

Si Sinde no comprende esto que dimita. No se puede pretender matar al mensajero porque unos pocos juegan sucio. Con sus propuestas, la ministra solo va a conseguir aumentar el enfado de las personas que están cansadas de pagar un canon que solo sirve para engordar las cuentas de los directivos de la SGAE, tener las conexiones más caras y lentas del continente, y ver como se recortan las libertades con la excusa de los derechos de autor.

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